Inés Sierra - Psicóloga y Psicoterapeuta Humanista

Especializada en Trauma

Tod@s podemos sentirnos abondan@s emocionalmente según las circunstancias y el contexto que experimentemos.

El abandono es un estado emocional individual que cada un@ sentimos a nuestra manera como seres únic@s que somos, ya que no hay dos huellas dactilares iguales ni siquiera en el caso de los gemelos idénticos.

Lo sentimos como una amenaza psicofisiológica que sitúa a nuestro cerebro en un estado de supervivencia (Lucha/Huida o Inmovilización/Colapso).

Según la Teoría Polivagal de Stephen Porges y Sue Carter (1995, 2007, 2016, 2017) nuestro sistema nervioso autónomo se compone por:

Es importante hacer la diferencia entre:

El abandono emocional infantil:

Es importante recalcar aquí que el neocórtex de los niñ@s está en proceso de maduración, por lo que necesitan un neocórtex auxiliar, el de mamá, papá o el cuidador/a, para poder regular su sistema límbico o cerebro emocional. Si el cerebro de un niñ@ entra en supervivencia necesita que lo co-regulen emocionalmente, que un adulto cuidador le ayude a salir de ese estado de supervivencia. De ahí la complejidad de este estado emocional puesto que eso es precisamente lo que al niño le falta y necesita.

El niñ@ entra en este estado al sentir la falta de satisfacción de sus necesidades por parte de sus padres o cuidadores de manera continuada o prolongada en el tiempo. Somos suficientemente resilientes como para sobreponernos a situaciones puntuales, pero no cuando es algo repetido y constante, es decir, crónico.

IMPORTANTE PARA PADRES/CUIDADORES:

Ante cualquier estado emocional:

1. Comprende y empatiza con lo que está viviendo y sintiendo.

2. Acompáñale en lo que le sucede. Ofrece tu presencia amorosa y compasiva, si te es posible en ese momento ya que a veces nosotr@s también entramos en supervivencia si hay gritos o llantos prolongados. Si no te es posible, ofrece tu presencia, trata de respirar profundamente todo lo que puedas para poder estar en ese momento. Recuerda: lo hacemos lo mejor que podemos, pero no somos perfect@s y fallamos, pero nuestr@s peques no nos necesitan perfect@s pero sí que estemos ahí como buenamente podemos, siendo nosotr@s mism@s. Algun@s niñ@s necesitan un abrazo, otr@s espacio, tú conoces a tu peque y si no tranquil@ te irá guiando, son muy sabi@s.

3. Identifica que está sintiendo o por lo menos cual es la emoción básica que siente y nómbrala. Al ponerle nombre ayudamos a su cerebro emocional y activamos el neocórtex.

4. Ayúdale a identificar si lo siente en su cuerpo, dónde y cómo. Ayudamos a su conciencia corporal y emocional.

5. Deja que te cuente si ya puede expresarse verbalmente. Comienza a desahogarse, empatiza con él/ella.

6. Cuando su cerebro comienza a salir de supervivencia lo vas a notar, comienza a estar más tranquil@ aunque aún no se le haya pasado. Le ayudas a co-regularse emocionalmente contigo.

7. Ahora ya se puede comenzar a dialogar y razonar. Es tiempo de sembrar las semillas que quieras plantar según el momento y la situación experimentada.

El abandono emocional:

Estado en el que las personas NO nos sentimos vistas por los otr@s ni querid@s como necesitamos en ese momento, por lo que podemos sentirnos sol@s, aislad@s, insegur@s, dejados de lado, descartad@s, indesead@s, rechazad@s … dependiendo de la experiencia personal de cada un@.

ES IMPORTANTE SEÑALAR QUE:

Cuando hemos vivido abandono emocional infantil prolongado cargamos con una herida emocional traumática. Inevitablemente, esto repercute en nuestra vida adulta a través de síntomas fisiológicos, conductas de protección y aislamiento, reacciones emocionales intensas que responden no sólo ante la experiencia del presente si no también ante las experiencias vividas en el pasado. De esta manera, se activan las redes neuronales que cargan la experiencia traumática y, en consecuencia, la gestión emocional se hace aún más complicada. Tod@s tenemos una historia vital y una mochila a nuestras espaldas. Un@s más pesada que otr@s.

De ahí la frase: Cada persona que ves, está luchando una batalla de la que tú no sabes nada. Sé amable.

Imagen de Gerd Altmann

Recuerda: Sentir Abandono emocional activa nuestro cerebro de supervivencia.

GESTIÓN EMOCIONAL:

Al igual que con los niñ@s los adultos también podemos hacer algo por nosotr@s en este estado emocional.

  1. Observa y reflexiona sobre el contexto y situación/es que ha hecho que te sientas así.
  2. Observa dónde y en qué lugar lo sientes en el cuerpo. Identifica y nombra lo que sientes. Ayudas a tu cerebro al hacerlo y comenzamos a sentir alivio.
  3. Trata de comprenderte y tener un diálogo interno amoroso contigo mism@, es decir, sé lo más comprensiv@ y compasiv@ que puedas contigo. Ya es bastante complicado sentir abandono emocional como para además juzgarnos, criticarnos y condenarnos por ello. Al tratarte amorosamente activas tu sistema nervioso social (Vagal Ventral) al conectarte contigo mism@ y, de esta manera, salimos del estado de supervivencia.
  4. Trata de compartir lo que estás sintiendo con alguien con quien sientas confianza, seguridad y con quien no te sientas juzgad@. Así activas tu sistema nervioso social (Vagal Ventral) al conectarte con otr@s y, de esta manera, salimos del estado de supervivencia.

IMPORTANTE: Si éste es un estado emocional muy habitual en tu experiencia emocional ponte en manos de un profesional que pueda ayudarte.