Mes: diciembre 2020

El Duelo

Qué es el duelo. Etapas del duelo.

El duelo es una experiencia vital sentida como una pérdida. Ya sea esta pérdida de tipo material como un trabajo, nuestro hogar o casa, nuestra cartera o bolso. O una pérdida de tipo relacional, como personas conocidas o seres querid@s.

Fotografía por Andrew Neel

El sentimiento de pérdida puede darse por una ausencia, por lo que pudo ser y no fue, por una muerte, por un abandono, por cambios en nuestra vida en los que debemos despedirnos de aspectos de nosotr@s mism@s.

Por ejemplo, si se sufre un accidente y perdemos la capacidad motora de caminar. O, si se tiene un bebé o que cuidar de una persona enferma o mayor y, perdemos por un largo periodo, nuestra independencia y aspectos de nuestro día a día con los que nos identificamos.

El duelo se vive tanto a nivel emocional, como psicológico y conductual, como a nivel físico o corporal. Vivimos el malestar en el cuerpo de sentir las emociones y sentimientos densos que comporta la pérdida. A su vez, estos sentimientos y emociones afectan nuestra conducta y la manera en cómo interactuamos con el mundo y con el resto de personas.

Procesar y asimilar el duelo lleva su tiempo y proceso. Cada persona es única y vive el duelo a su propio ritmo y paso.

Según la Teoría de la Dra. Elisabeth Kübler-Ross, psiquiatra, que en 1969 publicó el libro On death and dying (Sobre la muerte y los moribundos) hay 5 etapas. Aunque no tienen por qué vivirse de manera secuencial, a veces se progresa y retrocede para dar un salto o, se viven varias fases a la vez.

  1. Negación: Tod@s usamos este mecanismo de defensa ante las realidades que nos resultan muy dolorosas y que devienen de cambios traumáticos. La negación se da cuando no aceptamos la realidad como tal y como es, ya sea de una manera consciente o inconsciente. Hasta cierto punto es normal y natural que nos cueste aceptar la realidad de la pérdida o el aborto, pero si nos estancamos en el dolor y/o el sufrimiento es cuando se convierte en un problema.
  2. Rabia e Ira: La tristeza y el dolor emocional pueden generar más emociones como la rabia o ira, que puede ser dirigida hacia un@ mism@ u otr@s.
  3. Negociación: Con el objetivo de aliviar el dolor se busca negociar con algo o con alguien. Por ejemplo, una negociación con una entidad divina “si mi madre sana haré el camino de Santiago”.  
  4. Depresión: Antes de poder llegar a la aceptación es necesario poder afrontar los sentimientos y emociones asociados con la pérdida o, la experiencia que ha generado el duelo. El malestar sentido puede ser duradero o crónico sino se procesan las emociones de tristeza y dolor. Pero se superan cuando se afrontan y son asimilados.
  5. Aceptación: en esta etapa final se da la aceptación de la pérdida o experiencia del tipo que sea. Cada persona tiene su tiempo y ritmo hasta llegar a esta etapa. Genera una calma al respecto de la situación. Ya no nos activamos corporalmente ni sentimos malestar, simplemente hemos aceptado lo sucedido y podemos estar tranquil@s.

El duelo se hace patológico cuando la persona ha quedado detenida en el proceso y no puede afrontar las emociones y sentimientos que conlleva la pérdida hasta llegar a su aceptación.

Aquí os dejo ambos links al libro de la Dra. Elisabeth Kübler-Ross, tanto en español como en inglés por si son de vuestro interés.

On death and dying

Sobre la muerte y los moribundos

Psicología y Psicoterapia

Desde mi perspectiva personal la Psicología y la Psicoterapia son un matrimonio perfecto. La Psicología es la ciencia que estudia los procesos mentales, las sensaciones, las percepciones y el comportamiento del ser humano, en relación con el medio ambiente físico y social que lo rodea. Por otro lado, la Psicoterapia es el tratamiento que tiene como objetivo el cambio de pensamientos, sentimientos y conductas.

Ambas son un equipo perfecto y necesario en el desarrollo y tratamiento de los diversos malestares que puede llegar a sentir el ser humano.

El cerebro cambia su estructura fisiológica durante el embarazo

Fotografía por Alexander Krivitskiy

A raíz del embarazo el cerebro se modifica físicamente para centrarse en nuestr@ bebé.

La investigación mediante el análisis de imágenes de RM realizada por el investigador de la UAB y de la IMIM y director del grupo que ha llevado a cabo el estudio, Óscar Vilarroya; confirma que el mayor cambio estructural y, que se mantiene a largo plazo al menos hasta dos años tras el parto, es la disminución del volumen de la materia gris en regiones implicadas en las relaciones sociales. “Probablemente los cambios corresponden a una especialización del cerebro para encarar los retos que supone la maternidad” postula Vilarroya. El estudio permite determinar, sin equívoco, si una mujer de la muestra había estado o no embarazada según los cambios observados en esta área del cerebro. Incluso, pronosticar el grado de vínculo con el bebé después del parto según habían sido estos cambios estructurales.

En esta disminución de la materia gris, se produce una poda sináptica que consiste en la eliminación de conexiones sinápticas entre neuronas. Esto da como resultado, un aumento de la eficiencia de las transmisiones neuronales que deriva en una mayor sensibilidad al sufrimiento preparándonos para vincularnos mejor con nuestro bebé.

La actitud instintiva de las madres tiene una base neurológica

Investigaciones posteriores publicadas en la revista Psychoneuroendocrinology y realizado en colaboración con investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), del Hospital Gregorio Marañón, de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Leiden University, ha determinado que la actitud instintiva de las madres tiene una base neurológica.

Investigadores del Hospital Gregorio Marañón, liderados por Susana Carmona, han logrado identificar los cambios que se producen en el cerebro de las mujeres para que se desarrolle el instinto maternal.

En este estudio se han analizado datos de neuroimagen estructural y funcional de madres primerizas antes y después del embarazo. Los investigadores encontraron disminuciones volumétricas en el núcleo accumbens en las mujeres tras su primer embarazo y cuanto más disminuía el volumen de esta estructura, más se activaba esta área en el cerebro de la madre cuando veía estímulos relacionados con su bebé. “En resumen, durante el embarazo se modifican regiones de nuestro cerebro que facilitan el enamoramiento de las madres hacia sus bebés”, añade Carmona

Fotografía por Austin Wade

Estos cambios están destinados a un cuidado más eficiente y empático

Los investigadores no han encontrado que el embarazo provoque ningún cambio ni en memoria ni en otras funciones intelectuales en las mujeres estudiadas. Por tanto, creen que la pérdida de sustancia gris no implica ningún déficit cognitivo, sino todo lo contrario: «los resultados apuntan a que esta plasticidad cerebral inherente al embarazo tiene un fin evolutivo destinado a que la madre infiera eficientemente las necesidades de su bebé» comenta Erika Barba-Müller, primera autora del artículo junto con Elseline Hoekzema.

Se trataría de una reestructuración del cerebro con fines adaptativos. Para incrementar la sensibilidad de la madre a detectar, por ejemplo, rostros amenazantes o para reconocer más fácilmente el estado emocional de su bebé.

Otros artículos al respecto, indican que hay una disminución del tamaño de la amígdala, debido al flujo hormonal propio del embarazo y la lactancia. Esto puede generar un cerebro menos predispuesto a sentir miedo y a la toma de decisiones que tomamos frente a este estímulo.

En el área preóptica medial del hipotálamo, hay un aumento del tamaño de las neuronas que se traduce en, unos sentidos más agudos, especialmente, el gusto y el olfato. Lo cual explica la sensibilidad e incluso susceptibilidad que podemos sentir ante determinados olores y sabores.

Naturaleza sabia

Estos cambios en la estructura cerebral tan influenciados por hormonas como la prolactina y la oxitocina pueden mantenerse durante años. Pues nos preparan para una vigilancia activa del nuevo miembro de la familia. Incluso, para despedirnos de horas de sueño, sobre todo, en el primer año de vida.

En conclusión, nuestro cerebro se ve modificado durante el embarazo, parto y postparto. Aunque, no por ello reducimos nuestra capacidad o eficacia. Más bien al contrario, pues nos preparamos para ser más eficientes. Sobre todo, mucho más sensibles y amorosas a las necesidades que pueda tener nuestro futuro bebé.


Bibliografía:

Hoekzema, E., Barba-Müller, E., Pozzobon, C., Picado, M., Lucco, F., García-García, D., Soliva, J.C., Tobeña, A., Desco, M., Crone, E.A., Ballesteros, A., Carmona, S., Vilaroya, O. (2017). Pregnancy leads to long-lasting changes in human brain structure. Nature Neuroscience. DOI: 10.1038/nn.4458

Maldonado-Durán, M., Sauceda-García, J. M., & Lartigue, T. (2008). Cambios fisiológicos y emocionales durante el embarazo normal y la conducta del feto. Perinatología y Reproducción Humana22(1), 5-14. https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumenI.cgi?IDARTICULO=21076

López, M. E. G., Calva, E. A., Meléndez, J. C., & Bravo, C. S. (2006). Alteraciones psicológicas en la mujer embarazada. Psicología Iberoamericana14(2), 28-35. https://www.redalyc.org/pdf/1339/133920321004.pdf

Oates, M. (1989). 6 Normal emotional changes in pregnancy and the puerperium. Baillière’s clinical obstetrics and gynaecology3(4), 791-804. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0950355289800653