Inés Sierra - Psicóloga y Psicoterapeuta Humanista

Especializada en Trauma

El miedo es una respuesta emocional primaria que tiene una función apremiante orientada a nuestra supervivencia, movilizarnos a escapar del peligro y/o protegernos del mismo. Es una emoción adaptativa que colabora en la conservación de nuestra especie.

Sentir miedo nos permite anticiparnos a una amenaza o peligro real que nos produce incertidumbre, inseguridad o pone en riesgo nuestra vida. Esta tendencia de acción constituye una respuesta compleja e integrada de la mente y el cuerpo. Se activa el sistema nervioso simpático*, sentimos una subida de la adrenalina*, nos ponemos más en alerta y focalizamos nuestra atención en la situación inmediata. Generalmente, es una respuesta transitoria a un estímulo específico que disminuye una vez que hemos escapado del peligro.

Sentir miedo nos permite anticiparnos a una amenaza o peligro real que nos produce incertidumbre, inseguridad o pone en riesgo nuestra vida. Esta tendencia de acción constituye una respuesta compleja e integrada de la mente y el cuerpo. Se activa el sistema nervioso simpático*, sentimos una subida de la adrenalina*, nos ponemos más en alerta y focalizamos nuestra atención en la situación inmediata. Generalmente, es una respuesta transitoria a un estímulo específico que disminuye una vez que hemos escapado del peligro.

Aunque con frecuencia los términos de miedo y ansiedad se usan indistintamente, son experiencias emocionales diferentes. El miedo es una respuesta emocional fundamental a un estímulo externo real. Por otra parte, la ansiedad es una respuesta a situaciones simbólicas, psicológicas o sociales, en vez de a la presencia física inmediata de peligro. Concretamente, la ansiedad se caracteriza por presentar un conjunto de respuestas psicológicas, fisiológicas y/o conductuales que frecuentemente tienen un componente de miedo asociado.

Fotografía por Jesse Orrico

Adrenalina: Hormona segregada principalmente por la médula de las glándulas suprarrenales, que aumenta la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y la cantidad de glucosa en sangre.

Cuando sentimos miedo al fracaso, miedo al rechazo, miedo escénico, y otros similares, nos referimos a un miedo producido por un componente psicológico y no a un estímulo específico de peligro real en el momento presente. En consecuencia, no sentimos la emoción primaria adaptativa de miedo sino ansiedad ante la situación que lo provoca. Dicha ansiedad puede provenir de respuestas emocionales primarias que se han vuelto disfuncionales, tales como el miedo asociado con diferentes tipos de fobias, o el miedo al bienestar o al contacto interpersonal.

Por lo general, se basan en el aprendizaje y se encuentran inmersas en los esquemas relacionales*. Estas respuestas emocionales fueron inicialmente adaptativas, tal como aprender a tener miedo de la proximidad emocional debido a que ésta se asoció con decepción, control o violencia, o sentir vergüenza debido a que los esfuerzos o modos de expresarse de uno fueron humillados.

En conclusión, gracias al miedo podemos adaptarnos a situaciones de peligro y conservar nuestra vida. Es una emoción natural con un componente social significativo puesto que nos insta a la protección de nuestra propia vida y la de otros reduciendo así, la posibilidad de que actuemos con temeridad.

Por otro lado, cuando se trata de ansiedad producida por miedos psicológicos es necesario valorar si ésta es puntual y/o circunstancial, tal como, plazos de entrega ajustados, obligaciones sociales importantes, empezar un trabajo nuevo, tener un primer hijo, etc. En este tipo de situaciones se trata de una ansiedad leve que puede ayudarnos a mantenernos alerta, mejorar el aprendizaje, resolver problemas de manera eficaz, etc. En definitiva, este nivel de ansiedad es tolerable y corresponde a una respuesta natural de nuestro organismo. Si por el contrario, se trata de una respuesta constante en el tiempo de miedo psicológico que va limitando nuestra calidad de vida, es necesario conocer el esquema relacional desadaptativo subyacente a esos miedos psicológicos y explorarlos con una actitud de comprensión y aceptación propiciada por la propia relación terapéutica.

*Esquemas relacionales: Construcción de significados internos que hemos creado de nosotros mismos y del mundo en relación a las experiencias relacionales vividas.