
Categoría: TRAUMA
Parto Traumático
A raíz de mi reciente maternidad, he sido consciente de muchas de las etapas o fases por las que pasa una mujer a lo largo de la gestación, del parto, el postparto y la crianza.
En muchas de esas fases la mujer se siente o se ha sentido sola. Aquí quiero hablar específicamente del Parto, y en concreto, de aquellos partos que resultan traumáticos para la madre y probablemente para el bebé.
Tanto por mi práctica clínica como por mi curiosidad innata por conocer la experiencia única de otras personas, he podido escuchar y atender muchas experiencias relacionadas con el parto. Muchas de éstas resultan ser traumáticas para la madre, y en consecuencia, para el bebé.
En mi propia experiencia personal, sentí la necesidad de «expresar» aquello que experimenté como más duro y/o traumático, y no pude pasar página hasta que no hice algo reparador con ello.
Cuando la experiencia es traumática podemos tener flash backs, pensamientos intrusivos, imágenes o recuerdos intrusivos, sueños y/o pesadillas, entre otros. Esta es la manera que tiene nuestro cerebro de decirnos: ¡Oye! ¡aquí hay que mirar esto! es cómo si nos señalara el camino hacia la curación. Lamentablemente, la mayoría de las veces no le hacemos caso.
Es importe que la madre pueda neuroprocesar la experiencia de parto vivida para que su cerebro pueda integrarla y ésta no quede encapsulada y disociada.
Neuroprocesar el parto traumático no sólo beneficia a la madre, la simbiosis o vínculo madre-bebé también se ve beneficiado. Integrar la experiencia ayuda a la madre a estar más presente para su bebé pues la energía que dedicaba su cerebro a sobrevivir al dolor de la experiencia traumática queda liberada.
Acompañar a mujeres a neuroprocesar su parto traumático es un honor para mí. Me genera una profunda satisfacción ver el alivio y liberación que se genera en la madre, esto la aporta calma y serenidad, y su bebé se beneficia de ello.


Distrés derivado de Trauma
El acontecimiento traumático, suele ser re-experimentado en forma de imágenes, sueños, pensamientos etc. con la sensación subjetiva de estar reviviéndolos de nuevo y con un intenso malestar al exponerse a situaciones que puedan recordar al suceso.
Los síntomas más comunes son:
– Desrealización (sensación de que el entorno es irreal o extraño)
– Amnesia disociativa (puede existir una incapacidad para recordar el evento traumático)
– Estar aturdido
– Respuestas exageradas de sobresalto
– Inquietud motora
– Mala concentración
– Problemas para conciliar el sueño
– Síntomas de desesperanza
– Conductas de evitación de lugares personas o actividades, que recuerden el acontecimiento traumático
– Trastornos de sueño
– Depresión
– Crisis de pánico (acompañadas de taquicardias, sudoración…)
– Deterioro social y laboral

¿Cuándo sentimos Ansiedad?
Ante estímulos internos tales como pensamientos anticipatorios que generalmente nos producen miedo, sensaciones corporales, emociones, juicios y críticas internas… o ante estímulos externos considerados e interpretados como amenazantes para la preservación de nuestro sí-mism@.
Estímulo interno o externo intenso o muy intenso. Eventos psicológicos y/o sociales tales como:
- Anticipación de la crítica y/o burla
- Anticipación al juicio
- Anticipación al rechazo
- Miedo al fracaso y sus consecuencias
- Anticipación de peligros
- Anticipación de agresión
- Anticipación de pérdidas personales
- Etc.
Eventos traumáticos tales como:
- Accidente de coche
- Abuso sexual y/o violación
- Maltrato físico y/o psicológico
- Guerra
- Conflictos interpersonales
- Etc.
Estímulo interno o externo prolongado en el tiempo. Eventos psicológicos y/o sociales tales como:
- Crítica
- Desvalorización
- Exigencia muy alta
- Maltrato
- Abuso
- Etc.
Eventos traumáticos crónicos tales como:
- Abuso sexual y/o violación
- Maltrato físico y/o psicológico
- Negligencia parental
En definitiva, la ansiedad puede sentirse mucho tiempo después de haberse producido estos acontecimientos, por ejemplo, situaciones en las que al niño/a o persona dependiente no es cuidado y protegido adecuadamente, existiendo negligencia por parte de sus cuidadores, esto va creando unas sensaciones corporales de malestar que la persona deja de reconocer como de malestar pues es constante en el ambiente y con el tiempo o los años aparece una ansiedad que ya no sabe a qué se debe ni la asocia a ningún evento de su vida actual lo cual deja a la persona aún más angustiada pues no comprende que le está sucediendo.
Cualquier ejercicio de Mindfulness puede ser útil para rebajar los niveles de ansiedad y estrés.

Relación entre los tipos de Distrés
Cabe mencionar que los diferentes tipos de distrés están estrechamente relacionados y que unos pueden derivar en otros.
El distrés agudo habitualmente intenso y puntual, puede convertirse en distrés agudo episódico si resulta tener una frecuencia prácticamente diaria (forma de vida).
Si el distrés agudo es producido por un evento traumático y la sintomatología estresante perdura por más de un mes hablaríamos de estrés post-traumático.
Si el evento traumático se vive en el ambiente familiar o habitual hablaríamos de distrés crónico que naturalmente desemboca en estrés post-traumático.
Los ejemplos más típicos de eventos traumáticos son:
– accidentes
– desastres naturales (terremotos, inundaciones, huracanes…)
– atentados
– inesperadas muertes de alguien cercano
– asaltos, delitos o violaciones
– abusos sexuales o físicos
– secuestros
– negligencia parental durante la infancia
